Cuenta Cuentos, Narración Oral Escénica, cuentero... con algo de títeres, clown, pantomima y malabares. Martín Corona Alarcón te llevará a conocer las más divertidas historias de los libros más divertidos.
Para eventos específicos JUGLARIA CIRCO Y NARRACIÓN, un espectáculo a tu medida, tú dices qué necesitas nosotros ponemos en escena tus sueños.
Contrataciones en Xalapa cel. 22 81 54 37 88 y 01 (228) 8158146. Puebla cel. 2223245332 y (01222) 2892392.

30/09/08

Un enorme animal nube

Un enorme animal nube, basado en el cuento de Emilio Carballido
Matarile al cuento / Juglaria, circo y narración

Homenaje postumo a Emilio Carballido en la XIX Feria del Libro Infantil y Juvenil Xalapa 2008.
03/08/2008 17:00 horas
Patio Central de la Prepa Juárez

Idea y dirección: Martín Corona Alarcón
Vestuario: Leticia Albalat
Maquillaje: Emmanuel Cruz
Bailarina: Deni Domínguez
Nube Zancos: Roberto
Nube monociclo jirafa: Javier Plaza
Asistencia y escena: Jorge Ivàn Corona
Mùsica original: Primitivo Lara.





26/09/08

Cuentos para el principio del mundo

FOTO: Lala
Cuenteros en el mate...
I Encuentro de Narradores orales en Puerto Madryn, Chubut, Patagonia, Argentina
Algunos de los participantes en el descanso frente a la vieja estación de trenes de Madryn.
Ányela Cuellar Ramón (Colombia)
Martín Corona Alarcón (México)
Daniel Etcheverry (Viedma, Arg.)
Oscar Gay (Morón, Arg.)
Inés Martino (Morón, Arg.)
Mate (Amanda, Arg.)


Grupo del encuentro que atendió a los chicos de secundaria, algunas primarias y... MIEDO, preescolares. Estrenamos la Vieja Estación del Ferrocarril como espacio cultural. Gracias a cada uno de ellos, gente linda linda linda...
Foto: Laura de Trelew
Martín, María Laura Vázquez (Ituzeingo, Arg.), Oscar y Daniel (hermanitos del gozoso laburo, carnalitos del roll).

22/09/08

Rincones de Lectura en Xalapa, Veracruz

Apenas algunos días y salió la posibilidad de dar el taller con Rincones de lectura, así que se hizo. siete profesores muy comprometidos, creativos y llenos de ganas por compartir los libros del programa nacional de lectura hicieron el coro.
Aquì un regalo de aquellos días (11 y 12 de septiembre).

Entrelazando huellas

Tallando con adobe
Alegrías y tristezas.
Llamo al encuentro de hoy,
L uces de sapiencia.
E s agradable estar
R ecordando el ayer, ahora

D e ti para mí contacto y, yo para ti espejo
E res mi descanso tibio,
L ucero de mi sendero

L uminosa compañía la nuestra
I magino, vibro y sueño.
B usco en tus gestos
R isas, suspiros y cuentos. ¡Y tú!
O rganizas con mi acento.

C aja eres de Pandora
R egalando todo esto,
E spíritu de vanguardia
A lientan a hacerme dueña
T iñendo las herramientas que,
V inculan con mi esencia
O perando desde hoy, en mí conciencia.



Blanca Rosa Arellano Cuevas 11 de Septiembre 2008

Entrevista en Puerto Madryn

MARTIN CORONA, NARRADOR ORAL ORIUNDO DE MÉJICO QUE PARTICIPÓ DEL ENCUENTRO DE NARRADORES




“La narración oral me salvó la vida”
Por Martín Di Benedetto

Martín Corona: narrador oral, escritor, juglar, mejicano, amigo, viajero. Martín -que participó del Primer Encuentro Internacional de Narradores Orales “Cuentos del Fin del Mundo”, realizado en nuestra ciudad- es una persona a la que resulta difícil etiquetar. Porque luego de conocerlo, uno se da cuenta que este tipo tan piola, con un acento encantador y una dicción y lenguaje corporal hipnotizante a la hora de narrar, es más que nada, humano.
“La narración es una manera de hacer literatura, tan digna como la escritura”, dijo Martín. “La narración es la manera en que se gesta la literatura como la conocemos ahora” –agregó, para sintetizar la idea que dignifica a la narración oral.
Durante la entrevista, más bien diálogo, que se estableció con el periodista de EL CHUBUT, Martín Corona compartió un poco del saber que le aportó el haberse convertido en narrador oral.
Con la intención de no perder la riqueza del lenguaje, la entrevista no fue redactada, apenas corregida, para así el lector pueda apreciar el estilo mejicano en su habla.
El narrador comenzó su relato, sin una pregunta que lo antecediese:
Martín-“Fue hasta llegar aquí que pude sintetizar una idea, que es lo que da pie a muchos de los talleres que doy en mi región: este es el oficio más viejo del mundo. Se dice que el más viejo fue la prostitución. Pero no es cierto. ¿Sabes por qué? Porque el chango, el mono, cuando se baja del árbol lo primero que hace para volverse hombre es inventarse un cuento, el cuento de que ya no es mono. ¡Y es un cuento! Porque en realidad, seguimos siendo monos, pero pudimos inventarnos el cuento de que no. Y así como nos inventamos ese relato, los cuentos son los que nos dan identidad, nos dan origen. Ya mismo: tú tienes un problema; y si no te acuerdas de ese problema, y en tu cuento, tu historia inmediata, tu justificación de ti mismo psicoanalítica, en tu discurso, no está ese problema, ese problema no existe. Entonces, finalmente, la narración es el oficio más viejo del mundo y lo que nos da identidad.
Ahora, literalizado y metido en un contexto estructural y todo este rollo, ya es otro viaje, que merece otro tipo de cosas y es otro trabajo.
Inicialmente, yo llego a la narración a partir de la literatura y el periodismo, curiosamente. Muchos años fui reportero de cultura, y en un momento me ofrecen dar un taller para niños, me doy cuenta que soy aburridísimo y me pongo a narrar, por intuición, por pura intuición, y llego a convertirme en narrador muchos años después”.

EL CHUBUT-¿De qué te sirvió personalmente la narración oral?

M-“La narración oral me salvó la vida. Yo solía ser como todo estudiante de literatura: afectado, excedido, excesivo, todo el tiempo buscando el lado oscuro, lo visceral. Toma cualquier literato o libro, y te darás cuenta que se escribe del lado oscuro.
El Siglo XX nos regaló a Bukowsky, nos regaló la literatura de posguerra, esto de ver gente destripada, sacar las emociones. Pero pocas veces se habla de lo lindo, de las cosas bonitas del mundo en la literatura, es muy raro. Incluso quienes estamos en esta onda literaria, a lo que es bonito o lindo lo calificamos de “cursi”, de que no merece la pena escribirlo.
Entonces, estando muy metido en el asunto de lo oscuro, de pronto me di cuenta que la narración es una forma de hacer literatura inmediata, que tiene ver con el alma y con el momento en que estás narrando. Puedes tratar de narrar un cuento oscurísimo, pero, si es gente hermosa, que te está mirando con cariño, no puedes ser tan cruel como para alarmarlos o lastimarlos. Entonces se vuelve un acto comunicativo muy hermoso.
Y a mí, que venía muy lastimado por situaciones personales y de vida, de pronto la narración me empezó a sanar y me dio una visión distinta sobre el mundo; me permite viajar, como el juglar; me permite conocer mundos y personas que de otra manera jamás hubiera conocido, y hoy me permite estar en Puerto Madryn, al otro lado del continente, compartiendo con gente hermosa”.

EC-¿Por qué existirá esta necesidad de romper estructuras, de que la gente se alarme y “despierte”?

M-“Más bien, primero te das cuenta tú, o en este caso yo, que no es que estaba dormido, sino que este mundo, primero, no es el único mundo. Este mundo, que nosotros entendemos como “realidad”, no es tan real como creemos.
En los últimos años, películas como “Mátrix”, te ponen un poco en la mesa el tema. Pero ¿qué pasa cuando vamos un poquito más allá y nos damos cuenta que las estructuras son cerradas, y que, por ejemplo, la globalización es un invento norteamericano para inventar no sólo la hegemonía económica sino también ideológica? Toda la cuestión de la navidad y Santa Claus -¿Quién diantre es Santa Claus?- son estrategias comerciales de la compañía Coca Cola. Y no nos damos cuenta que cada paso de nuestra vida es un invento comercial también, para mantenernos en el mismo estado en que vivimos en la Edad Media los seres humanos: una campanita, te levantas, vas a trabajar para otros; otra campanita regresas, comes un poco; otra campanita, esperas que llegue la noche, vas a misa y te duermes, porque hay fantasmas y demonios; muy parecido a lo que vivimos ahora.
Creo que es muy difícil cambiar al mundo, pero no es difícil crear mundos alternativos: la literatura lo hace todo el tiempo. Los teóricos de la literatura hablan de los “mundos alternos” en esta disciplina. Entonces, aquí lo interesante, es como la narración, te permite un mundo alterno inmediato. Te permite por ejemplo, sacar la risa con un movimiento de “clown” (payaso), mientras estás haciendo una narración que no tiene nada que ver.
Hablabas hace rato de una cosa padre, de la ruptura de estructuras. Por una parte están las estructuras sociales, pero por otro están las estructuras literarias, ya muy marcadas: que si es un cuento, que si es un relato, que si es una leyenda. De pronto, la narración te permite jugar “in situ” con todo eso. Te permite, de pronto, improvisar, irte hacia un extremo, hacer que algo muy serio se vuelva jocoso. Y todo depende, de la sintonía o del nivel que puedas tener con tu público. Ellos vienen a escuchar algo y es ahí que se produce una reacción muy vital entre el público y tú. A mí me gusta por eso la narración y porque en los 40 o 60 minutos que puedas tener su atención, trato de que la gente rompa esas estructuras, y, sin darse cuenta, se ría de cosas que en lo cotidiano no se reiría. Que el espectador se vea a sí mismo en un espejo cambiado, lo cual implicaría darse cuenta que su imagen no es lo que él piensa de sí mismo, sino que depende del tipo y tamaño de espejo en el que se mire.
Y retomo lo que habíamos hablado de las realidades: no toda la realidad es verdadera ni toda la verdad es real. Entonces, lo interesante aquí es la poesía que puede existir en estar fotografiando una ballena. Es un acto impresionantemente poético, para alguien que viene de la montaña, como yo. Y para ti probablemente sea super poético estar en la punta de una montaña, mirando kilómetros y kilómetros de tierra y ver allá atrás el mar, espejo del sol.
Estas dos realidades son distintas, y cuando las superponemos, sucede lo que sucede en un acto de narración: yo te regalo a través de mi voz y mi corporalidad una realidad distinta y se crea un acto poético en la escucha, que permite, como toda la poesía y todo el arte, desvincularte de tu “yo” instantáneo, y hacer una reflexión más allá, que va a romper estructuras, va a cambiarlas poco a poco y te va a permitir un rato de eso que a veces no tenemos las personas en esta realidad: un rato de introspección. Pueden ser segundos en donde digas “¡oh sí!” o digas “¡oh no!”. Y con eso empiezas, no a cambiar el mundo, pero sí a crear mundos nuevos”.

EC-¿Cuál es tu herramienta frente al público? ¿Buscás el desconcierto?

M-“A veces. Mi herramienta frente al público es mi alma, no más. Y puedo usar objetos, hacer malabares en escena, vestirme de vaca, muy a lo “clown”. Pero lo interesante es mi alma: yo soy un ser que tiene una energía, a lo que en occidente le llamamos alma. Esa energía se sintoniza y se sincroniza con el otro.
Tuve, por ejemplo, una experiencia muy curiosa en una cárcel con unos enfermos mentales: me llevaron a la cárcel, a narrar nomás. Entonces llego, están ellos, me miran y se me cae todo: ¿con qué haces reír a quienes no tienen ningún motivo para reírse? Y encima están dopados, aletargados. Entonces ¿con qué mecanismos, con qué herramientas los haces reír? ¿Cómo?
Cuando empecé a trabajar con ellos, me di cuenta que son humanos, que te miran como cualquier otro humano, que los capturas con las mismas herramientas básicas. Y ¿cuáles son esas herramientas? Pues, tu “ser” mismo. Y estar un poquito abandonado de posturas sociales y respondiendo a los estímulos que te están dando. Una mirada no sólo te da, también te pide”.

EC- Quizás romper las estructuras, más que las del espectador, hay que romper las de uno mismo: adecuarse al momento y al público que se tiene enfrente.

M-“¡Claro! Tú reaccionas. Lo que yo siempre digo es que en mi caso la narración es un juego de pin-pon: tú me das, yo respondo.
Por ejemplo, yo no ensayo. O sea, estudio el cuento hasta tener la parte intelectual clara, y la mirada y la respuesta del público me va dando los elementos para que ocurra la narración. Entonces la herramienta básica en mi caso es el alma: el alma del narrador y el alma del público” –finalizó este gran narrador oral.

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